Negar a las mujeres una buena preparación y un pleno desarrollo de sus facultades sería atentar contra la mitad de la humanidad, estando como estamos todos condenados y obligados a depender de nuestros propios recursos ante los envites de la vida. De manera sencilla e incontestable, Stanton ofreció argumentos demoledores en favor de la independencia y la libertad femeninas.
Ese memorable discurso, que aunaba de manera tan bella como sugerente la urgencia política y la hondura filosófica, llevaba por título La soledad del ser y es ya historia en mayúsculas del feminismo estadounidense."